martes, 6 de noviembre de 2018

Crónica


Dos años de espera  por una  nueva vida 

Arley Restrepo Londoño, de 65 años de edad vive su vida al máximo, luego de haber visto el umbral de la muerte. Desde entonces él sabía que ya nada  sería igual.
Así relata en  la sala de su casa  la historia que le cambió la vida hace 5 años., donde el solo pensaba en “me llegó la hora de rendir cuentas a chuchito”, hoy esa historia tiene otro trozo de realidad que uno  no se imagina.
 Un día cualquiera don Arley, se levantó con un dolor profundo en su lado izquierdo y a duras penas podía orinar con mucho dolor “Pensé que eran cálculos en los riñones lo que me tenía así de mal”, don Arley, fue por urgencia con un dolor profundo que le quitaba el aliento hasta de respirar.
Luego de una serie de exámenes médicos, le detectaron que tenía un problema en uno de sus  riñones y que debía someterse al tormentoso proceso de diálisis “la verdad dije que no me iba a someter a ese proceso y que si mi hora era esta pues que me llevara de una vez por todas “.
Los familiares de Arley, con tristeza en sus rostros sacaron su mayor motivación y lo alentaron, para que ganara esta dura batalla que debían vencer entre todos.
En Colombia para ese entonces había alrededor de 1.800.000 personas en lista de espera de un trasplante de órganos, las noticias no eran las mejores para este hombre,  que sabía que su vida dependía de otra persona y sus familiares  de buen corazón que estuvieran dispuesto a donar un riñón, para salvar la vida de otro en este caso la vida del señor Restrepo.
El tiempo transcurría lentamente y el estado de salud de Arley, se desmoronaba como los peñascos  de arena. Cada día era más dura la situación que debía enfrentar.
“Había días en los que la verdad no tenía ganas de seguir viviendo con esta enfermedad.”
Las personas que son sometidas a un proceso de diálisis debe ir día por medio al hospital y someterse a un largo día de tratamiento y cansancio físico y emocional; ellos no pueden valerse solos para continuar con su vidas.
El señor Restrepo, continuaba dando la pelea, aunque a ratos sentía que ya nada le importaba.
Un día cualquiera él estaba sentado en la sala de casa hablando con sus familiares, cuando de repente sonó el teléfono, su hija contestó alguien al otro lado le dijo,  que ya tenían  el donante que él necesitaba para mejorar deplorable estado de salud. El desde unos cuantos metros sintió la emoción que su hija sentía por haber recibido esa noticia que le cambiará la vida. Desde ese entonces volvió la esperanza que quizás se había desvanecido como la sangre que corría por sus venas.
El momento y el día había llegado, Arley, se preparaba fisica y psicologicamente para lo que le corre pierna arriba. Ingresa al Hospital San Vicente de Paul, donde todo ya está listo para su cirugía, el sudaba, gritaba de emoción o de nervios que recorren desde la uñas de dedo gordo hasta las canas envejecidas de su cabeza . Pues su “ chucchito” , le había concedido el milagro que tanto esperaba, pasaron muchas horas en las cuales sus familiares sintieron muchas angustias y mariposas en el estómago pensando cómo estaría su padre, hijo, esposo y amigo.
Finalmente todo salió muy bien y Arley, empezó su proceso de recuperación lento pero con una felicidad que él mismo dice que desde que era joven no la sentía.
“ Mi vida cambió para siempre no es fácil adaptarse a cambios, pero aquí estoy de pie luchando por seguir mi camino”
La donación de órganos es un gesto muy lindo de las personas que deciden seguir salvando vidas después de muertos.  Hoy es don Arley, quien nos contó con mucha felicidad la nueva oportunidad que le dio la vida de seguir dando problemas y peleas a su familia.
Él dice que lo único malo es que ya celebra las fechas especiales es con tinto y agua, el trago ya no es su amigo consejero. Su historia de vida nos enseña que nunca se debe perder las esperanzas de salir del umbral.










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